jueves, 18 de julio de 2013

Entrada 40. Trabajo inteligente, no fuerte. ¿Qué tan duro tiene que ser el pilates?

En una de las últimas discusiones de cuál pilates practicamos en el estudio, una de las alumnas que más pudiese creer en mi línea de trabajo me dijo que nuestras clases no podían ser consideradas estrictamente 100% Pilates y quizás, si yo hubiese estado en la mitad de mi trayecto profesional me hubiese enfadado con ella, me hubiese ofuscado alegando que llevo mucho dinero invertido en "pilates" para que alguien me diga que no lo enseño. 
Profundizando su juicio, y con muchas horas de clases, le doy la razón, ya que si bien utilizamos el reformer, o las sillas, también podemos utilizar el TRX o el foam roller o el fitball o, incluso cuando trabajamos en el suelo, aparte del repertorio conocido de mat Pilates, cada día más incorporamos transiciones de movimiento o movimientos enteros del método Feldenkrais para facilitar el movimiento, para optimizar la experiencia del sistema nervioso; en suma: hacer lo imposible, posible, lo posible, estético.
Shelly Power es una de las mejores instructoras, mentoras y formadoras que lidera la escuela que yo represento en EEUU. Shelly escribe poco, pero en su último post debe ser de lectura obligatoria para quienes nos dedicamos profesionalmente al movimiento.
Sus reflexiones finales no son excluyentes para cualquier tipo de alumno de Pilates: "¿repites lo mismo, año tras año, o estás progresando en tu práctica del método? ¿Entiendes la manera de hacer los ejercicios cada vez más fácilmente?"
Otro aporte de Shelly en ese post es su valiosísima experiencia como alumna y justamente el aprender de los mejores instructores, aquellos capaces de ocuparse más de sus alumnos que de ellos mismos. De estos aprendió la forma de hacerles entender el movimiento que se pide en la clase, cómo puede hacerse mejor, sin que cueste tanto. Esa calidad de movimiento es la que permite experimentar movimientos naturales, no robóticos.
Justo ayer, llegó una alumna algo cansada de tres años de clases de pilates en un polideportivo municipal. Siempre la misma tabla, se la sabe de memoria por supuesto, pero algo le dice que el movimiento puede ser mucho mejor, por eso estaba hablando conmigo, está en esa vía del auto-descubrimiento. 
Tardó tres años, puede tardar toda la vida... no pasa nada, es perfecto. 
¿Cómo calificarías tus movimientos en clase?


Entrada 39. Pilates permeable a la evidencia científica.


Cada vez es más frecuente escuchar a mis alumnas que entre un grupo de amigas hay varias que practican Pilates, cuando justamente algunas de ellas tienen tres cursos, cuatro y hasta siete haciendo el Pilates con máquina. Sus amigas ni siquiera han acabado el primer curso, y acaso lo más curioso es que muchas ya son expertas en el tema y pueden describir el método e incluso afirmar que no son necesarias las máquinas, que con el fitball todo se puede hacer. Por respeto a los lectores de este blog no volveremos a tocar lo que se expuso en la Entrada 38 acerca del Pilates reformer.
No obstante, el punto de constante reflexión para nuestra práctica profesional es la permeabilidad del método a la evidencia científica. De hecho, es una de las principales razones que explica el hecho de que cada día sea más frecuente que los profesionales de la salud nos deriven o remitan a sus pacientes.
En un foro de Linkedin que me gusta participar habitualmente, un colega comentaba que el colmo de un purista del Pilates sería dar clases en bañador, como lo demuestra el propio Joseph Pilates en innumerables fotografías de la época con su reluciente bañador blanco y zapatillas de ballet.
Hay que asumir que el buen Joe murió en 1968 y desde entonces han ocurrido muchísimos descubrimientos científicos y respecto al Pilates esto ha sido bidireccional: investigadores que han estudiado el Pilates o investigadores cuyos descubrimientos se han aplicado directa o indirectamente al método.
El siguiente link de BBC Mundo es ilustrativo en este sentido: resulta que en los últimos cincuenta años, casi el mismo tiempo que lleva Joe muerto, los investigadores habían desestimado una propiedad fisiológica de los músculos: a través de los filamentos de miosina, se activa la actina y se activa la contracción muscular, pero ahora están demostrando que  la fuerza generada no es vectorial sino radial y de ejes largos.
Esto tiene implicaciones y aplicaciones que aún están por verse, como por ejemplo en el análisis molecular de los músculos afectados en las patologías coronarias.
En todo caso, refuerza el paradigma de la malla muscular y la tensegridad, también referidas en la Entrada 17. La periodista Michell Roberts de la BBC finaliza su artículo con la frase de que está por verse cómo aplicarán estos hallazgos los físicoculturistas. 
Por mi parte yo y muchos de mis colegas ya estamos estudiando este hallazgo. 
¿A ti te interesa investigarlo? ¿Y a tu monitor?