domingo, 30 de marzo de 2014

Entrada 48. Keniatas, bailarines y movimiento liberado.

Solemos hablar en cursos de la biomecánica del running, de la técnica, del barefoot, del genotipo y fenotipo de los keniatas por citar los típicos africanos que ganan normalmente las distancias de 42 Km a nivel mundial.
Tuve que vivir en primera persona para ver el grupo que iba liderando el Maratón de Barcelona 2014 a la altura del Km 10 para darme cuenta de a la velocidad y que iban y a la capacidad de tensegridad de esos cuerpos en movimiento (+info Ver entrada 17)
Por supuesto un grupo muy veloz de cinco keniatas y un etíope, volando sobre el asfalto en menos de 30 min de carrera, sus cabezas ágiles, como flotando, sin impactos visibles, sólo se escuchaban los pasos. A los dos minutos los primeros caucásicos (marroquíes) y a los seis minutos más caucásicos europeos acusando muchos impactos en sus cuerpos y la primera mujer, keniata, obviamente.
Claro el esfuerzo físico y unas cabezas más pesadas se notan ya en los vídeos del Km 40, no tanto para el ganador; de cualquier forma los resultados le dan la razón a los defensores del genotipo africano: etíope con tiempo de 2h 10 min 45 seg, tres keniatas tras él, un marroquí a 5 min 38 segundos. El primer europeo de séptimo a 8 min 43 segundos.
En mujeres más drástico el orden de llegada: las únicas dos keniatas una detrás de la otra con diferencia de 11 min 56 segundos entre ambas y la tercera una catalana que llegó 16 min 48 segundos más tarde que la primera.
Estas estadísticas son intrascendentes ante el comentario de uno de mis alumnos de decirme que los africanos pueden llegar de primero siempre en estos tipos de competiciones pero si los pones a estudiar Medicina seguro que fracasarán. Esto es tan simplista como asegurar que nunca habrá un africano campeón en el Tour de France o en los 100 mts estilo mariposa. Quizá porque ellos en su cotidianidad no necesitan una bicicleta y tampoco meterse en una piscina.
Todo depende de la tarea, es como ver el movimiento en un espectáculo como el Drumming Live by Rosas & Ictus. A veces compulsivo, a veces en slow motion, siempre rítmico pero sin descanso desde el principio al final. Un bailarín necesita meterse de lleno en el linóleo durante toda su vida activa y profesional, y eso se nota en sus cuerpos también, como el de los keniatas en el asfalto. Disfrutad este vídeo...